Didacio Camargo |
23/02/2024 00:00
COLUMNISTAS
La sociedad y la policía, pilares en el desarrollo del país
Columna de opinión
Una nación con seguridad, donde impere el respeto y exista la certeza del castigo gozará de un crecimiento sostenido indiscutible, sobre lo mencionado hay ejemplos a seguir, no pretendo entrar en un debate estéril donde cada opinión es válida dentro del margen del respeto, digo esto porque en los últimos meses ha habido en el país un sin número de hechos delictivos de toda índole, alteración del orden público e invasión de los espacios de sano esparcimiento, y a la propiedad privada, en cada uno de ellos citan a los estamentos de seguridad del Estado. ¿Pero son ellos los que deben poner orden en el país?
A mi juicio, a los hombres y mujeres de uniforme les corresponde un 33% de ese gran universo que altera la paz y la seguridad colectiva; y es que un estudiante con la tenencia de un arma de fuego en un salón de clases en primera instancia debe ser responsabilidad de sus padres, de igual manera los que alteran el orden con peleas dentro y fuera de un plantel educativo no deja de ser un asunto de familia y en segunda instancia del educador. Qué decir del encubrimiento de criminales; toda una sociedad tiene algo que ver, entonces caemos en lo que dicen los expertos “es un problema social”.
En los hogares disfuncionales deben actuar las entidades sociales; en una sociedad permisiva proliferan los criminales y si los que delinquen no pagan por sus hechos punibles, todo se convierte en un círculo vicioso que nos va carcomiendo lentamente.
Dicho esto, ese 67% restante de inseguridad ciudadana que no pueden controlar los Estamentos de seguridad le compete a la sociedad y las entidades creadas para educar, crear cultura en el individuo, sociabilizar, mediar, y armonizar, todas en asocio con el sector empresarial y los organismos internacionales dedicados a enfrentar estos flagelos.
El comportamiento de los gobernantes, autoridades locales, políticos y ciudadanos que ofenden, intimidan y hasta golpean a los policías, con sus actos están incitando a la violencia y a la desobediencia civil. No es casual que algunos mal llamados artistas se suban a las tarimas a interpretar notas para ofender y denigrar no solo a los hombres y mujeres de uniforme, sino a todo un país que clama por justicia social, equidad, transparencia y rendición de cuentas.
Panamá, una nación con 4.2 millones de habitantes, es catalogada como el Hub de las Américas por su estratégica posición geográfica y con un desarrollo aéreo envidiable, posee un estable enclave comercial, logístico y financiero, con una Vía Interoceánica de primer mundo y una competitiva Zona Libre de Colón, sin embargo, la desigualdad social es marcada y cada día se profundiza más producto de los vejámenes que los llamados a gobernar le ocasionan a las arcas del Estado.
Retomando ese valor de los que ofrendan su vida para protegernos, pero que no escapan de los tentáculos del crimen organizado, deben luchar a diario con esa letal amenaza, aún así, mantienen en alto las acciones de prevención y lucha contra este flagelo, sobre todo cuando se manifiesta a través del trasiego y comercio de drogas al por menor, porque cada porción de droga en las calles representa violencia, robos, hurtos, asesinatos y primordialmente, una amenaza directa a la población infantil y juvenil.
No quiero terminar esta entrega sin mencionar que uno de los aspectos que ha mermado considerablemente el accionar policial, ha sido su papel protagónico en la atención a la migración ilegal por la selva de Darién, ocasionándole una enorme responsabilidad que sobre la marcha han tenido que arreglársela para enfrentarla, tomando en consideración que esa triste situación genera delitos como; trata de personas, falsificación de documentos, violaciones, entre otros, diluyendo el pie de fuerza a nivel nacional por la responsabilidad que esta situación de carácter humanitario amerita.
“El titular de seguridad pública Juan Manuel Pino ha afirmado que solo en el 2023 los grupos criminales que movilizan a los migrantes por la selva de Darién ganaron más de 820 millones de dólares, por lo que los estamentos han reforzado la campaña ‘Escudo’ aumentando el pie de fuerza en tierra, mar y aire generando así un mayor bloqueo en la frontera con Colombia”.
El autor es comunicador social